El herpes zóster, conocido comúnmente como “culebrilla”, es un tipo de virus herpes humano (VHS), también llamado virus varicela-zóster (VVZ). Es el mismo que produce la varicela.
De hecho, el herpes zóster se trata de una reactivación del virus, que normalmente se encuentra latente o dormido en nuestro organismo desde la primera exposición en la infancia.
- Primoinfección: el virus entra en el organismo a través del contacto aéreo con otra persona infectada. Los síntomas de esta primera exposición se conocen como varicela.
- Latencia: tras la curación de la varicela, el virus se mantiene acantonado o dormido sin producir síntomas. Puede estar así durante años.
- Reactivación: ocurre cuando el sistema inmune, conocido como “las defensas”, se encuentra debilitado. El virus se vuelve activo dando lesiones que normalmente suelen ser ampollas en la piel. Tras estos episodios el virus vuelve a su estado de latencia.
El herpes zóster afecta a un nervio y a la zona de piel inervada por dicho nervio. La localización más frecuente suele ser la espalda y la cara Se caracteriza por un intenso dolor localizado, descrito como calambrazos o ardor. En 48-72h aparecen lesiones rojizas que evolucionan a ampollas y posteriormente a costras en la zona de piel del nervio afectado, Puede acompañarse de fiebre, cefalea y malestar general que comienzan los días previos a la aparición de la erupción. Los síntomas suelen durar de 2 a 6 semanas.
- Neuralgia postherpética: es la complicación más frecuente, produce un dolor constante en la zona afectada que no se resuelve. Ocurre con más frecuencia en ancianos.
- Sobreinfección de las lesiones en piel
- Síndrome de Ramsay-Hunt: parálisis del nervio afectado, en este caso parálisis facial, pérdida del gusto en dos tercios anteriores de la lengua y lesiones en piel del conducto auditivo.
- Ceguera o sordera.
- Afectación del cerebro (encefalitis): ocurre en pacientes con un sistema inmunológico comprometido.
El diagnóstico se realizará en consulta médica, en base a la exploración física y la anamnesis (información que puede dar el paciente). En ocasiones puede ser necesario solicitar pruebas complementarias como analítica de sangre, audiometría o valoración oftalmológica.
Como en la mayoría de las enfermedades infecciosas, la vacuna es la mejor prevención para el virus herpes zóster. La vacuna del herpes zóster no protege contra la varicela, dado que son vacunas distintas. Está indicada en mayores de 50 años y adultos mayores de 18 años inmunodeprimidos.
Los fármacos que se utilizan en el tratamiento son:
- Antivirales como el Aciclovir
- Analgésicos para el control del dolor. Suelen utilizarse fármacos como el paracetamol o la Gabapentina, que actúa a nivel del sistema nervioso.
- Antiinflamatorios: para tratar el dolor y fiebre, como el Ibuprofeno
- Antibióticos: en caso de sobreinfección de las lesiones.
- Consulta a tu médico si crees que puedes tener Herpes Zóster
- En caso de confirmación del diagnóstico utiliza antisépticos tópicos para realizar una correcta limpieza de las lesiones.
- Evita el rascado y manipulación de las lesiones para prevenir una sobreinfección de las mismas.
- Si tienes Herpes Zóster activo evita el contacto con niños y embarazadas para no transmitir el Virus.
- Si tienes dudas sobre si podrías beneficiarte de la vacunación, consulta con tu médico de referencia.
April 26, 2024
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