En esta época del año no es extraño empezar con todo tipo de molestias típicas: dolor de garganta, resfriados, tos……
Todo ello suele generalmente ser de origen vírico: es decir que no necesitarán de ningún tratamiento antibiótico para curarse, sino de muchas paciencias y de tratamiento para paliar los síntomas hasta que nuestro sistema inmunitario consiga librarse de la infección por sí solo.
Estas enfermedades se transmiten principalmente a través del contacto directo o por vía aérea, por lo que resulta muy difícil aislarse completamente de cualquier posibilidad de contagio.
También es importante recordar que el frío de por sí no causa ni resfriados ni gripe, aunque sí pueden contribuir a preservar dichos virus y/o a bajar nuestras defensas por lo que la asociación entre las bajas temperaturas y estas enfermedades no es gratuita.
Sin embargo, podemos adoptar una serie de prácticas que pueden ayudarnos a reducir la probabilidad de contagio.
Es importante recordar que los resfriados (constipados) y gripe se contagian por contacto directo. Por lo que lavarse las manos regularmente es un hábito que deberíamos incorporar a nuestra rutina habitual, así como acostumbrarnos a no taparnos la boca con las manos cuando estornudamos. En efecto, estornudar en nuestras manos es la mejor manera de propagar nuestros gérmenes y contribuir al contagio de cualquiera que vaya a estrechar nuestras manos. Por ello deberíamos estornudar en nuestro antebrazo o aún mejor, en un pañuelo desechable.
Para una buena higiene de las manos, no vale con mojárselas simplemente y secárselas rápidamente: debemos frotarlas bien, con jabón, y al menos durante 20 segundos. Un dato para alentarles a seguir esta norma: ¡Está demostrado que lavarse las manos cinco veces al día consigue reducir la incidencia del resfriado en hasta un 45%!
Hospitales, aeropuertos, centros comerciales y transportes públicos: son los lugares donde más probabilidades tenemos de coger un resfriado, ya que en ellos, la concentración de gente es muy alta y la posibilidad de contagio, mucho mayor. Así que, aunque el frío parezca el principal causante de estas dolencias, es preferible salir a la calle a tomar el aire que exponerse al contagio en lugares abarrotados.
Una persona estresada es la víctima perfecta de los virus y bacterias. En efecto, el estrés debilita nuestro sistema inmunológico y la producción de interleucinas comienza a descender.
Las interleucinas son un conjunto proteínas que actúan como mensajeros químicos a corta distancia. Son sintetizadas principalmente por los glóbulos blancos y su principal función es regular los eventos que atañen a las funciones de estas poblaciones de células del sistema inmunitario, entre las cuales, la secreción de anticuerpos (encargados de defender nuestro cuerpo frente a los gérmenes que lo agreden).
De ahí que un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences señalaba que el estrés crónico provocaba que el resfriado fuese más fuerte y más difícil de curar.
Los ojos, la nariz y la boca son las zonas del cuerpo más sensibles para la entrada de organismos perniciosos. Los niños quienes tienen la característica de no reparar mucho en el contacto con sus secreciones nasales y de tocarse el rostro continuamente, constituyen así unos blancos fáciles y resultan reservorios perfectos para este tipo de enfermedad. Se contagiarán entre ellos, pero también a los adultos que los rodean.
De igual manera que es importante estar relajado, gozar de las horas de sueño suficientes también es esencial. La razón sigue siendo el mantenimiento de nuestro sistema inmunológico, quien no sólo nos protege frente a resfriados comunes sino también frente a otras enfermedades infecciosas.
Los fumadores tienen más posibilidades de caer en los brazos del resfriado y de la gripe, así como de agravar sus síntomas a través de la inflamación de la garganta y los bronquios que causa el humo del tabaco.
En cuanto al alcohol, este agrede a nuestro sistema inmunológico, deshidrata nuestro cuerpo y favorece la aparición de infecciones.
Es importante recordar que los antibióticos acaban con las bacterias y no con los virus (responsables de los resfriados comunes, faringitis y gripe).
De ahí que presionar al médico para que nos los proporcione no sólo es inútil, sino también contraproducente: usar antibióticos sin fundamento medico «limpia» nuestro organismo de su flora bacteriana natural, la cual también participa en nuestro sistema de defensas.
En varias revisiones científicas se han puesto de manifiesto que el consumo de suplementos de zinc podía prevenir el constipado, pero ello no quiere decir que debamos lanzarnos a consumirlo sin consultarlo con su médico y tomar las debidas precauciones, ya que aún no se ha llegado a un acuerdo sobre cuál es la dosis indicada. Además, algunas de las presentaciones como las de pulverizadores nasales pueden tener efectos adversos graves (como anosmia- perdida de olfato-permanente).
Según las más recientes investigaciones, este mineral impediría la entrada del organismo en nuestro cuerpo y, posteriormente, evitaría su reproducción. Por ello mismo, se señala debe ser consumido durante las primeras 24 horas de la enfermedad, con el objetivo de acortar la duración de la enfermedad.
Siempre se le ha atribuido propiedades beneficiosas para curar el resfriado. Si bien no existen claras evidencias científicas que lo confirmen, un meta-análisis (publicado en el 2003) ha mostrado una leve reducción (de solo 8%) en la duración de los síntomas en personas que tomaban vitamina C de forma regular (200mg /día).
Esta reducción no se considera clínicamente relevante y es de notar que no se observó cuando la ingesta de este suplemento vitamínico se iniciaba al inicio del resfriado.
Independientemente de estos consejos, siempre se recomienda consultar a su médico para descartar procesos infecciosos mayores que podrían necesitar de algún tratamiento antibiótico y especifico.
enero 4, 2017
Leer otras noticias
Tfno.: +34 952 908 628
+34 609 148 799
952908898 Oncología
951829947 Ginecología