La balanitis (del griego βάλανος, «bellota», en relación a la forma del glande; e -itis, inflamación) es la inflamación del glande del pene. Cuando también se afecta el prepucio, se denomina balanopostitis, aunque la balanitis se utiliza a menudo para referirse a ambos casos.
Los síntomas incluyen enrojecimiento del prepucio o del pene, a veces con dolor y secreción maloliente, aparición de llagas rojas en el glande, incapacidad a la hora de retraer el prepucio y dolor al orinar.
La balanitis puede ocurrir a cualquier edad, pero es más probable que afecte a niños menores de cuatro años de edad, así como a los hombres adultos que no han sido circuncidados. Nos centraremos hoy en la balanitis del hombre adulto.
No exactamente, aunque algunos de los signos y síntomas de la balanitis son similares a los de algunas enfermedades de transmisión sexual (ETS). Generalmente, la balanitis es consecuencia de una infección local ocasionada por bacterias y hongos, que pueden ser transmitidas por vía sexual si la pareja está contaminada. Recuerda:¡Usa siempre un preservativo! Sin embargo, hay otras causas más comunes pero no menos complejas, como una mala higiene personal, traumatismos, dermatitis de contacto o alergias u enfermedades sistémicas; como la artritis reactiva, la obesidad mórbida y la psoriasis.
Dada la amplia diversidad de causas de este cuadro, un urólogo deberá realizar el diagnóstico y control para exclusión de lesiones de mayor importancia vital.
El diagnóstico se suele realizar con la anamnesis (entrevista del médico al paciente) y la exploración física, aunque en los casos en los que existe ulceración de las lesiones es aconsejable realizar cultivo para herpes simple, además de serología (estudio que permite comprobar la existencia de anticuerpos en la sangre) para descartar una sífilis.
El tratamiento depende de la causa de la balanitis.
● La balanitis ocasionada por bacterias se trata con antibióticos (orales o tópicos).
● Si se debe a un hongo como la cándida albicans, causa más frecuente de balanitis, se requerirá un tratamiento en forma de pomada antimicótica, como el ketoconazol,o el miconazol o antifúngicos vía oral, como el fluconazol.
● Se pueden recetar cremas con corticoides para ayudar a reducir la inflamación, y si bien se obtiene una rápida mejoría, existe la posibilidad de que empeore ciertas infecciones. No debe utilizarse este medicamento si no es bajo la prescripción del médico.
● Si las infecciones se repiten a menudo, una medida a considerar para su solución es la circuncisión, sobre todo en casos de fimosis y parafimosis. Es una intervención quirúrgica que consiste en cortar la piel del prepucio dejando el glande expuesto. Se realiza con anestesia local, dura menos de una hora, no necesita ingreso hospitalario y la recuperación es de 8 o 10 días. De este modo podrá retraer el prepucio para limpiarlo, cuidado básico para evitar la balanitis. La principal forma de prevención es llevando un buen hábito de higiene y mantener la zona limpia y seca.
● Si la inflamación está relacionada con el uso del preservativo, se recomienda utilizar protección diseñada para pieles sensible. El experto hace hincapié en usarlo cada vez que se mantengan relaciones sexuales con una nueva pareja.
Aunque con el tratamiento no es necesario evitar las relaciones sexuales, estas pueden provocar una mayor irritación e inflamación en la zona afectada. Es poco frecuente que se transmita la infección en las relaciones sexuales pero si llegara a ocurrir, ambos deberán tratarse al mismo tiempo. Es por esto que se aconseja el uso de preservativos en este período, siempre y cuando no sean la causa de la balanitis, y si es así, «utilizar los especiales para pieles sensibles”.
enero 9, 2019
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