Es un trastorno neurológico del movimiento progresivo y degenerativo que afecta a la zona del cerebro encargada del control y coordinación del movimiento, del tono muscular y de la postura.
Según la persona, los síntomas pueden diferir.
El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson es fundamentalmente clínico, basado en la exploración física, la historia clínica y de la descripción de los síntomas.
En ocasiones pueden ser necesarias otro tipo de pruebas como analíticas, resonancia magnética o PET TAC, para descartar otras patologías con similar sintomatología.
Aunque la enfermedad de Parkinson no tiene cura, sí existen tratamientos que mejoran los síntomas.
La pérdida neuronal ocasionada por el Parkinson da lugar a una considerable disminución cerebral de dopamina (neurotransmisor). Los tratamientos farmacológicos van enfocados a la compensación de esta disminución.
El tratamiento deberá ser siempre individualizado en función de cada paciente y puede clasificarse en tres grupos:
Precursores de la dopamina (levodopa en diferentes formulaciones con distintos inhibidores de la dopa-descarboxilasa, que se transforma en dopamina en el cerebro).
Agonistas del receptor dopaminérgico.
Inhibidores enzimáticos de la degradación de la levodopa (inhibidores de la MAO e inhibidores de la COMT).
Estimulación cerebral profunda, indicada cuando la respuesta al tratamiento farmacológico es inestable.
Dr. Ciano Petersen, Nicolás Lundahl
Especialista en Neurología de HC Marbella
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