Técnicas de afrontamiento para el manejo de la ansiedad

• No interpretar la realidad como muy amenazante, es decir “no ponerse en lo peor”.
• No focalizar la atención en esa amenaza. Si estamos todo el tiempo pensando y dándole vueltas a ese problema, lo estamos magnificando.
• Intentar no evitar el problema. Si tenemos malestar y pérdida de control, normalmente tendemos a evitar la situación. Por ejemplo si me dan miedo los ascensores, intentaré no cogerlos. Si este miedo es tan intenso que interfiere en tu día a día y te impide llevar una vida normal es cuando hay que recurrir a un profesional.

Tanto la ansiedad como el estrés son respuestas emocionales ante un desencadenante. Ambos trastornos pueden presentar una sintomatología similar, como insomnio, irritabilidad, tensión muscular, dificultad para concentrarse, … Además, las dos patologías responden bien ante hábitos de vida saludables como la actividad física, una dieta variada y una buena higiene del sueño, así como determinadas técnicas de afrontamiento.

En el caso del estrés el desencadenante es externo y puede ser de corta duración (por ejemplo, un evento importante) o de larga duración (la pérdida de un ser querido). En el primer caso daría lugar al estrés agudo, de gran intensidad pero que pasa rápido, y el segundo ocasionaría el estrés crónico, más complejo de sobrellevar y con palpables consecuencias en nuestra salud mental y física, pudiendo afectar a nuestro sistema inmune, salud cardíaca y sistema digestivo.

Por otra parte, la ansiedad es una respuesta fisiológica que activa el cerebro para la lucha o la huida. El estímulo que origina la ansiedad puede ser externo o interno y se diferencia del estrés por su persistencia (pasa un periodo de tiempo mayor a 6 meses).

Cuando la ansiedad nos dificulta el normal desarrollo de nuestra vida cotidiana, debemos plantearnos el buscar la ayuda de un profesional en salud mental.