¿Se imagina que, mañana, al escuchar o leer las noticias del día, encontrara el siguiente titular?: «Se ha descubierto la forma de acabar con un tercio de los casos de cáncer de la población mundial». O esta otra: » Las previsiones de aumento exponencial de casos de diabetes se pueden detener» O quizá esta: «Podemos conseguir reducir a la mitad las muertes por causa cardiovascular de los niños nacidos este año». Sería todas unas noticias realmente buenas, que supondrían un sueño cumplido para la humanidad.
Pues bien, lejos de ser un sueño, esas noticias, hoy por hoy, son verdad. Sabemos a ciencia cierta cómo conseguir estos propósitos. Y la solución no está en un hospital, ni en una farmacia. Está mucho más cerca de lo que imagina: tan cerca, como los pasos que le separan de su cocina.
Tenemos certeza de la directa relación entre los hábitos de vida y determinadas enfermedades.
De entre los hábitos de vida, la nutrición es un pilar, junto con la actividad física. De hecho, está probada esa relación con las enfermedades que son, a día de hoy, la principal causa de muerte por enfermedad en la población adulta occidental: las enfermedades cardiovasculares (infarto, angina, ictus), pero también con otras que están en el «top 10»: cáncer y diabetes, por poner solo dos ejemplos en los que la asociación es clara.
La característica de estas enfermedades, por repentino que nos pueda parecer un infarto, es que son enfermedades crónicas, que no comenzaron el día en el que se manifiestan, ni pocos días antes, sino que forman parte de un proceso en el que es decisivo y determinante aquello que ponemos en nuestro plato.
Así pues, la solución no está en tragar una pastilla, ni en esperar a los resultados de una investigación en la que se tienen grandes esperanzas. El logro consiste en decidir qué vamos a poner sobre la mesa en la siguiente comida, la de hoy mismo. Y la de mañana. Y así cada día.
No esperen pues grandes descubrimientos, ni que se ponga de moda un superalimento que acabe con todos los males y, además, adelgace. Eso sí es una utopía. Decidir qué va a cenar hoy no lo es. Afortunadamente, tenemos en nuestro medio alcance a muchos alimentos, y podemos diversificarlos tanto como nos permite la globalización. Pero esos alimentos que puede y debe elegir, están entremezclados con una inmensa oferta de productos comestibles que también tenemos al alcance. Las claves están en su grado de información y en su capacidad de decisión.
Respecto a la información, tenemos tanta que nadie sabe nada. El factor que nos confunde, es muchas veces el siguiente: cualquier indicación a la población respecto a alimentación saludable es utilizada a conveniencia por la industria alimentaria. Y puede tener muy claro a estas alturas, que el objetivo prioritario de las industrias alimentarias no es abastecer a la población de alimentos saludables, sino vender tanto como les sea posible.
¿Qué comemos, pues? Obviamente, es una respuesta que supera la extensión de un humilde artículo, pero seguramente no me dejo muchas cosas importantes resumiendo en estas indicaciones la propuesta:
El sábado 28 de mayo es el día Nacional de la Nutrición, pero todos los días del año son momento de tomar decisiones sobre cómo cuidar su salud. Y de qué llevarse -o no- a la boca.
Todas estas propuestas son válidas y generales, pero personalizables acorde con las circunstancias individuales. Siempre que necesite consejos sobre su salud, acuda a profesionales acreditados.
Médico, Máster Universitario en Dietética y Nutrición
HC Marbella Hospital Internacional
marzo 28, 2019
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