La incontinencia urinaria se define como cualquier pérdida involuntaria de orina que supone un problema social o higiénico. Se presenta en personas sanas como asociadas a otras enfermedades, y puede ser consecuencia de diversas causas.
Se calcula que entre el 30-40% de las mujeres de mediana edad tiene algún tipo de incontinencia y este porcentaje aumenta con la edad.
La mayoría de las pacientes utiliza absorbentes como método de control de su incontinencia, hecho fomentado desde los medios de comunicación y publicidad, con un elevado coste tanto en términos económicos como ecológicos (empleo masivo de celulosa).
Es muy importante diferenciar los tipos de incontinencia y hacer un buen diagnóstico, pues los tratamientos son muy diferentes; así hablaremos de los siguientes tipos:
1) La IU de esfuerzo (IUE): Es la perdida involuntaria de orina asociada a un esfuerzo físico que provoca un aumento de la presión abdominal (como toser, reír, correr o andar).
2) Incontinencia urinaria de urgencia (Overactive Bladder): Aparece cuando el músculo de la vejiga comienza a contraerse y expulsa orina antes de tiempo, incluso si la vejiga aun no está llena.
Estas contracciones pueden dar lugar a un deseo intenso y repentino de orinar, que es lo que provoca la perdida involuntaria de orina. Los principales síntomas de esta son: Necesidad de orinar con frecuencia y micciones nocturnas.
Este tipo de incontinencia es muy frecuente también en pacientes con síntomas prostáticos.
3) Incontinencia Urinaria Mixta.
Se calcula que un 30% de las mujeres con incontinencia padecen los 2 tipos mencionados anteriormente.
4) Insuficiencia Urinaria “Continua”.
Es la perdida involuntaria y continua de orina. Puede deberse a una fistula vesico-vaginal (Comunicación entre la vejiga y la vagina) y se suelen presentar después de una cirugía ginecológicas como podría ser una histerectomía.
5) Otros tipos de incontinencia.
Existen otros tipos de incontinencia pero no nos centraremos en ellos en este artículo.
A continuación nos centraremos en los dos tipos más frecuentes de incontinencia, que son la incontinencia urinaria de esfuerzo y la incontinencia urinaria por urgencia. Nos enfocaremos fundamentalmente en el tratamiento, siendo la finalidad de este mejorar la calidad de vida de la paciente.
Es muy importante individualizar los tratamientos, pues para unas personas usar una compresa o dos al día no les supone ningún trastorno, y para otras, unas simples gotas (por ejemplo haciendo deporte en el gimnasio) puede ser un proceso traumático.
Con respeto a la Incontinencia Urinaria de esfuerzo, debemos insistir mucho en la prevención, así el fortalecer los músculos de la pelvis: ejercicios de Kegel – Se puede observar la tabla que adjuntamos – y el uso de las bolas chinas (se pueden adquirir en farmacias) son altamente recomendables para evitar futuras incontinencias de esfuerzos.
Cuando la incontinencia está instaurada en el paciente de forma leve, se puede llegar a revertir mediante lo mencionada anteriormente (la práctica de ejercicios de kegel y el uso de bolas chinas).
Cuando hablamos de una incontinencia de moderados o mínimos esfuerzos (toser, reírse, andar, coger peso) que precisa el uso de medidas de protección (salvaslips, compresa), la solución definitiva es el tratamiento es quirúrgico, este consiste en una cirugía sencilla, mediante la cual se coloca una banda (Sling) debajo de la uretra, que sirve de anclaje para toda la musculatura del suelo pélvico. Se hace con anestesia epidural y la paciente está menos de 24 horas en el hospital quedando seca al instante.
En cuanto al tratamiento de la incontinencia por una vejiga hiperactiva es muy diferente al mencionado anteriormente, en este caso será un tratamiento a diferentes niveles.
Disponemos de nuevos fármacos con alta eficacia demostrada y menos efectos secundarios administrados tanto por vía oral como en parches transdérmicos.
También señalar que existen un grupo de pacientes que no responde a dichos fármacos, para los que se puede ofrecer como alternativa la inyección de neuromodulador intravesical (se realiza con o sin sedación mediante cistoscopia en unos 15 minutos de manera ambulatoria) o la electroestimulación del nervio tibial anterior.
En resumen de todo lo anterior me quedaría con que es muy importante hacer un correcto diagnostico de qué tipo de incontinencia tiene la paciente para así individualizar un tratamiento correcto y mejorar la calidad de vida del paciente.
TABLA: EJERCICIO DE KEGEL – Para fortalecer los músculos de la pelvis-
CONSEJOS SOBRE LA ALIMENTACIÓN Y OTROS HÁBITOS
Dr. José Manuel Fernández Montero
Jefe de la Unidad de Urología
abril 6, 2016
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