En el baúl de los recuerdos, mantengo fresca las vivencias con los pacientes curados, qué alegría cuándo evoco la curación de cada caso. Los observo felices con sus esposas, con sus hijos o sus padres caminando seguros por el sendero de una nueva vida. Debieron pagar un duro esfuerzo para conseguir cambiar el rumbo de lo inesperado.
Superar el primer diagnóstico del tumor, es asimilar que tu futuro está en tus manos. Cambian los hábitos de comportamiento, la rutina del día a día y comienza el kilometro cero de la lucha.
Por ello muchos pacientes reconocen que su forma de abordar cualquier tipo de problema nuevo cambia su percepción. De una situación tan extrema se aprende que se hace camino al andar y que el mayor tesoro de la humanidad es una excelente salud.
No puedo olvidar en este homenaje a los pacientes crónicos de todos los días, los que hacen que convivamos juntos la batalla diaria con su enfermedad.
Si analizamos nuestras creencias, aún muchos de nosotros no asimilamos el cáncer como una posible enfermedad crónica, pero así es, tenemos en nuestra consulta testigos permanentes de esa realidad. Quién hubiera podido imaginar que esa persona con cáncer de pulmón continuaría con su vida después de 7 años de su diagnóstico. Allí está, al pie del cañón, como el hipertenso o el diabético, con períodos de estabilidad y períodos de recaídas, pero nadie nunca dijo que la vida sea una cosa fácil.
La lucha diaria existe, la constancia debe ser el yunque de la voluntad, si la motivación es vivir, se pueden ganar muchas batallas, nuestra motivación es el combustible de nuestras acciones.
Aquí estamos nosotros, el equipo de oncología del HC Marbella International Hospital para apoyar permanentemente, a cada paciente en su lucha diaria contra la enfermedad del siglo XXI, el cáncer.
Y cada día que amanece, cada uno de vosotros, nos enseña a vivir con plenitud y alegría.
La primera vez que entraste en mi consulta yo tenía la sensación de que iba a poder ayudarte, aliviar tu enfermedad y quién sabe si llegar a curarte. Desconozco si alcancé a conseguir las dos primeras premisas, porque la tercera evidentemente estaba lejos de mi ámbito profesional, pero lo he llegado a creer por lo menos durante muchos instantes y eso me ha permitido luchar codo a codo a tu lado.
Tú llegaste acosado por tus miedos, atenazado por tus sufrimientos, sumergido en un mar de dudas y yo intenté, y Dios bien sabe que lo intenté con todos mis conocimientos, ayudarte a superar estas circunstancias.
Hoy descansas en el silencio del tiempo del no retorno. Y esta circunstancia me ha hecho reflexionar, que el que realmente ha ayudado al otro, fuiste tú, con tu amor por la vida y tus ganas de vivir, con tu coraje, con tu fe en mí como oncóloga y persona, con tu valor ante las noticias que nublaban tu futuro, y la rebeldía serena a abandonar la lucha antes de tiempo, permaneciendo en la batalla hasta el último momento.
Hoy me duele tu despedida, y sólo deseo que allá donde estés espero que comprendas mis sentimientos y hagas tuyo mi pesar.
Adiós amigo y gracias por darme fuerza para mantener las ganas de vivir y continuar con mi lucha cotidiana en esta bendita profesión.
Dra. Nicole Martin
Especialista en Medicina Interna y Unidad de Oncología
noviembre 16, 2016
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