La radioterapia, junto a la quimioterapia y la cirugía es un pilar fundamental en el tratamiento del cáncer. A lo largo de los años, además de los avances médicos, el desarrollo de la tecnología nos ha permitido perfeccionar las técnicas de radioterapia, consiguiendo tratamientos más precisos y eficaces y seguros.
En la actualidad más del 60% de los pacientes oncológicos recibirán radioterapia en algún momento de su tratamiento.
En HC Marbella estamos trabajando para incorporar próximamente una radioterapia a nuestro hospital y a la ciudad de Marbella.
Nuestro centro contará con una radioterapia innovadora. Se trata de un tomoterapia de última generación, que se adapta en todo momento al paciente y que dispone de un sistema que rastrea el tumor. Siendo la primera máquina en Europa que incorpora todas estas funciones/cualidades.
Detrás de esta tecnología es fundamental la presencia de un gran equipo de profesionales. Nuestra reciente incorporación al equipo ha sido la Dra. Paula Sedano, médico radioterápica ha trabajado en hospitales de referencia como hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, ampliando su formación en el St. Jude Children´s Research Hospital en Memphis (USA).
Como profesional en este ámbito nos cuenta las ventajas del tratamiento de radioterapia en el paciente oncológico.
La radioterapia es un tratamiento local, que se basa en el empleo de las radiaciones ionizantes, fundamentalmente rayos X, para producir un daño sobre las células tumorales y evitar su crecimiento y proliferación. Se dirigen altas dosis a un volumen concreto de tratamiento minimizando en todo momento la radiación que llega a los tejidos sanos cercanos al tumor.
La radioterapia forma parte del tratamiento multidisciplinar de muchos tumores. Dependiendo del momento en el que recibe el paciente el tratamiento, podemos hablar de radioterapia con intención radical (curativa) como única terapia o de radioterapia adyuvante o neoadyuvante, es decir, en combinación con cirugía y/o tratamientos sistémicos (quimioterapia, hormonoterapia u otras terapias dirigidas), con el fin de aumentar el control de la enfermedad y la supervivencia.
De forma resumida, podemos decir que en un acelerador lineal incorporado en la máquina, los electrones son acelerados colisionando con un blanco, resultando rayos X de alta energía. Estos rayos X se dirigen hacia una zona localizada de tratamiento y produce en las células tumorales lesiones a nivel del ADN y muerte celular, evitando así su reproducción y diseminación.
Durante este proceso el paciente no ve, no huele, no siente la radioterapia, como muchas veces les decimos “se lo tiene que creer”. Tampoco se va a casa con radiación en el cuerpo, por lo que tras el tratamiento puede estar con niños y embarazadas. Generalmente se tolera bien y se realiza de forma ambulatoria. Aunque es un tratamiento que requiere de varias sesiones, con las nuevas tecnologías y avances cada vez se realizan tratamientos de menor duración e igual eficacia.
La radioterapia es un tratamiento complejo y por lo tanto requiere un elaborado proceso de preparación previo. Los pacientes a veces llegan a consulta pensando que ese día empezarán con el tratamiento, pero deben de saber que la radioterapia no es una pastilla que se pueda dar ese mismo día.
El primer paso para recibir tratamiento con radioterapia es pasar por la consulta del médico especialista en radioterapia, quién le realiza la historia clínica, revisa las imágenes y le explica el tratamiento, el beneficio y los posibles efectos adversos del mismo. Generalmente ese mismo día el paciente se realiza un TC de simulación, es decir un escáner en donde replicamos las condiciones de posicionamiento e inmovilización con las que se tratará luego el paciente. Tras este paso nuestro sistema registra la imagen del área de tratamiento para trabajar sobre ella.
Tanto la consulta como la simulación duran aproximadamente 1-2 horas y después el paciente se marcha a su casa.
Los días posteriores tanto el médico de radioterapia como el radiofísico se encargan de realizar la planificación del tratamiento (delimitar las zonas a tratar, calcular las dosis que llegan al tumor y las dosis que llegan a los tejidos sanos, etc). Esta etapa de planificación puede durar desde un solo día (en caso de precisar tratamiento urgente) hasta incluso 10 días en casos de tumores muy complejos. Una vez está listo todo esto, se comunica telefónicamente al paciente el día y la hora a la que inicia el tratamiento. A partir de ese primer día de tratamiento el paciente tendrá que venir a tratamiento, de lunes a viernes, durante el tiempo estipulado.
La radioterapia es un tratamiento local eficaz por ello no solo hasta el 60-70% de los pacientes con cáncer reciben radioterapia, sino que además ésta contribuye a su curación hasta en un 40 % de los casos cifra que está aumentando gracias a las nuevas técnicas y tratamientos. En determinados tumores como pulmón o próstata logra resultados equiparables a la cirugía, sin ser un tratamiento invasivo. Además, permite en casos seleccionados preservación del órgano o función como en el cáncer de laringe. Es una herramienta fundamental también para complementar el tratamiento quirúrgico cuando no se logra una resección completa, por ejemplo.
Como todo tratamiento, no está exento de efectos secundarios, pero éstos generalmente son leves-moderados e reversibles.
No todos los tumores son subsidiarios de tratamiento de radioterapia ya que hay localizaciones en las que la toxicidad supera el beneficio o tumores para los que el tratamiento quirúrgico o sistémico es la mejor elección.
Es cierto, que para casi todos los tipos de tumores hay una indicación de tratamiento de radioterapia, ya sea como tratamiento curativo de elección, como alternativa a la cirugía (pacientes inoperables o que rechacen cirugía), como tratamiento complementario a la cirugía o terapia sistémica, e incluso como arma terapéutica paliativa para controlar los síntomas en enfermedad más avanzada.
La radioterapia en el paciente pediátrico es un tema controvertido, ya que los niños son largos supervivientes, y por ello el riesgo de desarrollar segundos tumores es más relevante, aunque sigue siendo bajo. Además, aquellos de menor edad aún están en desarrollo y por tanto la radioterapia puede alterar el crecimiento o el desarrollo cognitivo, por ejemplo, dependiendo de las zonas tratadas. Generalmente en niños menores de 3 años se intenta en la medida de lo posible no irradiar el sistema nervioso central.
Sin embargo, la radioterapia es necesaria en el tratamiento de muchos tumores pediátricos y a día de hoy no existe otro tratamiento que consiga las mismas tasas de control tumoral. El objetivo por tanto es ofrecer una radioterapia más precisa para intentar dañar lo menos posible los tejidos sanos cercanos al tumor. La protonterapia, es una radioterapia que trata con partículas pesadas que presentan ventajas en cuanto a la distribución de la dosis, ya que permite disminuir las dosis bajas-moderadas que recibe el paciente en los tejidos/órganos próximos. Sin embargo, la protonterapia tiene unas indicaciones más limitadas y por el momento no ha demostrado ser superior a la radioterapia con fotones en términos de supervivencia. Gracias al avance de la radioterapia, se puede tratar a los pacientes pediátricos de forma más segura y precisa, sin tener que depender de un centro de protonterapia.
La pregunta sería, ¿qué no va a tener? Esta radioterapia cuenta con un sistema de rastreo tumoral en tiempo real, permitiéndonos ofrecer una radioterapia de máxima precisión. Este tratamiento se adapta día a día a cualquier movimiento fisiológico (como la respiración) y a los cambios en la anatomía del paciente y el tamaño del tumor. Es la combinación perfecta entre la versatilidad, precisión y seguridad. Para mí, como radioterapeuta es un privilegio poder trabajar en un centro que persigue la innovación y me permite formar parte de una nueva era de radioterapia.
junio 30, 2020
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