El hígado es uno de los órganos más importantes y de mayor tamaño del cuerpo. Interviene en muchos procesos vitales que mantienen el organismo limpio y saludable, actúa como una especie de batería del organismo que se encarga de descomponer los alimentos para producir energía, regular los productos químicos y las hormonas y luchar frente a las infecciones.
Existen diferentes amenazas para la salud del hígado, desde los virus, a las alteraciones genéticas, pasando por la acumulación excesiva de grasa o el consumo de alcohol. Entre estas amenazas se incluye también el cáncer de hígado primario, conocido como carcinoma hepatocelular (CH), tercera causa de muerte por cáncer en todo el mundo.
Hasta que no aparece una enfermedad grave como el cáncer de hígado, las complicaciones hepáticas pasan a menudo desapercibidas durante muchos años. Esto se debe a que hasta que no está dañado el 75% o más del tejido hepático, la función del hígado no disminuye. La hepatitis, o inflamación del hígado causada por una infección, provoca el 80% de los cánceres primarios de hígado en todo el mundo, en concreto la hepatitis B o la hepatitis C.
Inicialmente, el Virus de la Hepatitis B (VHB) y el Virus de la Hepatitis C (VHC) causan inflamación del hígado. Las células sanas de este órgano se dañan y se forma tejido cicatricial, que deteriora la función hepática .Otros factores de riesgo son el citado consumo excesivo de alcohol, la exposición a aflatoxinas (toxinas producidas por un hongo que crece en los frutos secos, las semillas y las legumbres), las enfermedades por almacenamiento de hierro, la cirrosis, la obesidad y la diabetes.
En la actualidad existen en nuestro país unas 400.000 personas afectadas por el virus de la hepatitis C, pero el principal problema es que la mitad de los pacientes no está diagnosticado. “La hepatitis C es una enfermedad que, en sus primeros estadios, no presenta síntomas, por lo que muchas veces se diagnostica décadas después de la infección, cuando la enfermedad se ha cronificado, siendo entonces una enfermedad progresiva que hasta en un tercio de las personas infectadas acabarán desarrollando una cirrosis o un hepatocarcinoma”, afirma el doctor Rosales, Especialista en Aparato Digestivo de HC Marbella. Así, en el 85% de los infectados de hepatitis C la enfermedad se hace crónica al no eliminar el cuerpo, de forma natural, los virus portadores. Además, hasta fechas recientes los fármacos disponibles para el tratamiento ofrecían tasas de curación bajas y con muchos efectos secundarios.
En nuestro país, es destacable que hasta un 75% de las personas que desarrollan un hepatocarcinoma dan positivo en el virus de la hepatitis C. “El pronóstico del cáncer de hígado no es muy bueno, ya que se suele detectar en fases muy avanzadas de la enfermedad, cuando la curación es muy difícil. Por ello, es muy importante acudir al especialista cuando se tengan síntomas o se tenga sospecha no sólo de un cáncer sino de estar infectado por la hepatitis”, concluye el doctor Rosales.
La vacunación es la mejor forma de prevenir el VHB, aunque la inmunización sólo es eficaz en los individuos que no han estado expuestos previamente al virus. Todavía no existe una vacuna contra el VHC. Evitar los factores de riesgo como son el abuso del alcohol y tabaco, hacer ejercicio físico de forma habitual y mantener una dieta saludable (la dieta mediterránea) y evitar la exposición a aflatoxinas también es importante para prevenir el cáncer de hígado. Las personas que puedan estar en riesgo de contagio por el VHB o el VHC deberían pedir a su médico un simple análisis de sangre para diagnosticar el virus.
● Personal sanitario, como enfermeros, a causa de pinchazos accidentales que puedan sufrir.
● Las personas que recibieron una transfusión sanguínea, productos sanguíneos o trasplante de órganos antes de principios de los años 90, a partir de esa fecha el suministro de sangre es examinado de manera exhaustiva.
● Personas que se realizaron tatuajes, piercings o procedimientos con instrumental punzante en sitios no regulados.
● Personas que se inyectaron o inyectan drogas. Personas que inhalan drogas.
● Hombres que tienen sexo con hombres.
● Nacidos de madres infectadas por el VHC.
● Hemodiálisis crónica.
● Internos en instituciones penitenciarias o con antecedentes de internamiento.
● Convivientes y parejas sexuales de personas infectadas por el VHC.
● Personas con infección VIH o VHB.
La detección de la hepatitis es crucial no sólo por sus implicaciones potencialmente graves, como el cáncer de hígado, sino porque los tratamientos para la hepatitis B y C pueden ayudar. Los nuevos tratamientos antivirales para la Hepatitis C ofrecen tasas de curación casi del 100% a los pacientes infectados por cualquiera de los diferentes 6 genotipos del VHC. Y no sólo son tratamientos muy eficaces, también muy bien tolerados y de corta duración (8-12 semanas).
Además, con el tratamiento se busca también evitar la progresión de la inflamación del hígado y la fibrosis. Esto permitirá a su vez que se prevenga o se retrase la posibilidad de padecer cirrosis o un cáncer de hígado y eliminar el riesgo de transmisión del virus a otras personas.
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abril 10, 2018
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