Tras la relajación de hábitos de las vacaciones, los eventos sociales que se prodigan en los meses estivales, cuando las horas de luz y el clima favorecen las reuniones e -ineludiblemente- el consumo de alimentos no habituales el resto del año, sumados a menudo a la falta de regularidad en la actividad física, llegamos a septiembre y haciendo balance del verano, encontramos que por el camino hemos abandonado parte de los buenos hábitos, e incluso nos hemos regalado unos cuantos kilos.
Desde la Unidad de Nutrición y Dietética de HC Marbella, la Dra. Rosa Sánchez propone comenzar con una batería de reajustes para llevar a cabo durante este mes de septiembre, y que pueden ser la llave para reorientar de forma realista y estable sus hábitos dietéticos.
En forma de ensalada o verdura cocinada como plato inicial, o como plato único en alguna ocasión. Mantenga esa elección en comidas sociales. Puede que siga sumando algún otro alimento más calórico o menos saludable, pero habrá saciado parte importante del hambre con una buena elección.
El gran argumento -o excusa- para las mayores tropelías dietéticas del verano es «calmar la sed». Con esta justificación se ingieren litros de refrescos, zumos, bebidas alcohólicas, gazpacho… que si bien alguno de ellos puede aportar nutrientes interesantes, suman muchas calorías de cuya ingesta no somos conscientes. La sed se calma con agua. Después, decida si toma algo más, o si ya no lo necesita. Prefiera la fruta completa a los zumos; tome el gazpacho como se lo ponen en el restaurante: en cuenco con cuchara; diluya cerveza o vino con gaseosa, que alargará el contenido de su copa sin añadir alcohol ni calorías. Olvide el yogur para beber, los batidos de helado y cualquier formato que le quite de masticar existiendo esa opción.
Repase e identifique aquellos alimentos «extra» que ha comenzado tomando en el contexto de alguna salida o con la novedad del verano, y que se han acabado quedando como habituales: la cerveza del aperitivo, el helado de las tardes, la copa tras la cena, pedir comida por teléfono un día cualquiera… No es necesario que renuncie a ellos si le supone un gran esfuerzo, pero limítelos a las comidas sociales y a ocasiones especiales y concretas, tratando de respetar la semana laboral libre de estos excesos.
Precocinados, embutidos, quesos, bollería… simplifique. Menos es más.
Sustituya todos los alimentos que contiene harina refinada por granos enteros. No se conforme con que en la etiqueta ponga «integral», pues con esa denominación puede encontrar panes y otros productos con apenas un 10% de harina integral. Tome legumbres, arroz integral o si acaso vaporizado, maíz completo, trigo tierno… o bien aquellas preparaciones cuya masa indique estar elaborada con grano completo.
Estos consejos son válidos para todos, pero si considera que tiene un exceso importante de peso, enfermedades asociadas, o si sus impulsos hacia la comida escapan de su control, póngase en manos de profesionales acreditados.
En HC Marbella International Hospital, tiene a su disposición la Unidad de Nutrición y Dietética médica, así como laboratorio, técnicas de diagnóstico y recursos de apoyo terapéutico para sentirse en buenas manos y conseguir avances sin jugar con su salud.
septiembre 23, 2015
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