Dr. Gismero Moreno, Saturnino
Jefe de servicio
Oftalmólogo especialista en Retina
El agujero macular afecta la parte central de la retina, la responsable de la visión definida y detallada que nos permite leer, coser, conducir, y realizar otras tareas cotidianas que requieren de la más alta precisión visual. Se caracteriza por una apertura o “agujero” a nivel de la parte central de la mácula, la fóvea.
La causa más habitual suelen ser tracciones en las que intervienen el gel vítreo y la interfase vítreo-retiniana, y que favorecen su aparición. Puede afectar los dos ojos aunque lo normal es que afecte uno solo, siendo la probabilidad de que afecte a ambos del 10-20%.
En cuanto se manifiesten los primeros síntomas, se debe acudir al oftalmólogo, a mayor tiempo de evolución, peor pronóstico visual.
El agujero macular puede manifestarse de golpe o progresivamente. Afecta a la visión central, que inicialmente puede mostrarse con deformidades y que a medida que se agranda, puede dar lugar a una mancha negra central que nos impide fijar la vista.
El tratamiento es quirúrgico y la técnica utilizada es la vitrectomía pars plana para eliminar las tracciones que han producido el agujero macular, recomendándose asociar también el pelado de la membrana limitante interna e incluso técnicas más complejas como la creación de un flap invertido para cubrir el agujero. En los casos más complejos puede utilizarse plasma enriquecido en plaquetas y factores de crecimiento, que se obtiene de la propia sangre del paciente. Después se procede a inocular un gas que tapona el área macular favoreciendo el cierre anatómico del agujero durante el postoperatorio.
Dicha cirugía requiere que, en el posoperatorio, el paciente coloque la cabeza mirando al suelo, así la burbuja de gas permanecerá debajo del agujero. Esta posición se mantendrá durante 45 minutos, cada hora, repitiendo el proceso durante todo el día, así una semana o el tiempo indicado por el oftalmólogo. Por las noches se podrá dormir de lado.
Durante el posoperativo, mientras se mantenga el gas, queda prohibido tomar un avión o incluso viajar a la montaña, para evitar un aumento de la presión intraocular (PIO), que conduciría a la pérdida de visión del paciente de forma irreversible. Al cabo de un tiempo (generalmente 3-4 semanas) el gas se reabsorbe de forma espontánea.
Dr. Gismero Moreno, Saturnino
Jefe de servicio
Oftalmólogo especialista en Retina
Dr. Alberte González, Antonio
Oftalmólogo
Especialista en Glaucoma
Dr. Flores Márquez, Ana
Oftalmóloga especialista en retina médica
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Cirugía oculoplástica y orbitaria
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Óptico y optometrista clínico
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