*La rodilla es la articulación más grande del cuerpo y una de las más complejas. Debido a que se usa tanto y soporta grandes presiones y cargas de manera constante, es muy vulnerable a sufrir lesiones.
*El deterioro de los meniscos trae como consecuencia el desgaste del cartílago articular, lo que con el paso del tiempo puede desencadenar una artrosis.
Los meniscos son estructuras fibro-cartilaginosas de forma triangular, presentes en determinadas articulaciones como la rodilla, donde se encuentran insertadas en la tibia y acompañan al fémur en su rotación sobre la tibia. Se adaptan al fémur y a la tibia. Por la parte superior son cóncavos y por la inferior planos. Existen dos meniscos en la rodilla: el interno, en forma de C, y el externo, en forma de O casi cerrada.
Su función es amortiguar los impactos, distribuir la carga y lubrificar la articulación. Las lesiones meniscales suelen afectar más al menisco interno que al externo y son más frecuentes en hombres que en mujeres.
La pérdida del menisco se traduce, con el paso de los años, en un aumento de la presión por cm2 sobre los platillos tibiales (parte superior de la tibia) y, a la larga, en cambios degenerativos (de aquí Ia importancia de practicar meniscectomías cuanto menos agresivas mejor). Si el menisco lesionado es el externo, las consecuencias son más importantes, puesto que éste transmite el 70% de las cargas en su compartimiento.
Las lesiones de menisco se pueden dividir en dos grandes grupos:
● Traumáticas: aparecen asociadas a la práctica deportiva (sobre todo en deportes de contacto) o bien por accidentes banales (es el caso de la frecuente «rotura tipo minero», que se produce al levantarse rápidamente tras haber estado en cuclillas durante un largo rato).
● Degenerativas: suelen presentarse a partir de los 45 años, a causa bien del envejecimiento (los meniscos pierden su elasticidad y se rompen más fácilmente), bien de alteraciones anatómicas (los pacientes con genu varo, es decir, con las piernas en forma de O, con genu valgos, con las rodillas en forma de X, sufren un mayor desgaste por la sobrecarga del menisco interno y externo, respectivamente, ya que reciben mucha más presión a causa de la deformidad).
Existe otro tipo de malformaciones exclusivas del menisco que provocan un desgaste y, a la larga, una rotura del mismo: se trata de los llamados meniscos discoideos, en que, como su nombre indica, el menisco tiene forma de disco completo. Es mucho más frecuente en el lado externo, por lo que soporta toda la presión de carga de la rodilla.
Las lesiones de los meniscos suelen provocar dolor en la parte interior o exterior de la articulación de la rodilla, dependiendo de qué menisco se haya dañado. Puede sentirse un chasquido o una sensación de atasco o bloqueo de la rodilla. También es posible que la rodilla resulte instable e incluso que ceda. Asimismo, se puede tener algo de hinchazón.
En caso de lesión degenerativa del menisco interno, un síntoma claro son los dolores nocturnos.
El diagnóstico correcto de las lesiones de menisco requiere la realización de:
● Historia clínica: es lo más importante, el paciente explica qué siente y dónde le duele.
● Exploración física: mediante determinadas maniobras, el especialista puede «atrapar al menisco» entre el cóndilo (parte distal del fémur) y el dedo reproduciendo el dolor del paciente, lo que le permite sospechar una rotura de forma fiable.
● Resonancia magnética: permite confirmar la sospecha y visualizar la rotura del menisco, así como su localización exacta.
La forma de abordar una lesión de menisco depende de dos factores: la edad y el tipo de lesión. Así, en el caso de un paciente de más de 50 años con una lesión que le molesta poco, el mejor tratamiento puede ser no hacer ninguno, mientras que en un paciente joven con una lesión traumática, la solución idónea pasaría por realizar una artroscopia.
En HC Marbella realizamos dos tipos de tratamiento quirúrgico, siempre mediante artroscopia (no es necesario «abrir» la rodilla):
● Sutura meniscal: consiste en pasar unos hilos a través de las dos partes rotas del menisco y anudarlos por dentro o por fuera de la articulación. Otras veces se utilizan dardos reabsorbibles, que facilitan el proceso de sutura.
● Meniscectomía: se realiza especialmente en pacientes de edad avanzada y consiste en extraer el fragmento de menisco afectado, intentando ser lo menos agresivo posible.
La duración de la intervención es de 10 a 15 minutos para una meniscectomía simple y un poco más para una sutura meniscal. A las 3-4 horas el paciente es dado de alta.
En términos generales, los resultados a medio y largo plazo son mejores cuanto más tejido meniscal hayamos podido conservar.
● En el caso de la meniscectomía, la recuperación es muy rápida y el paciente puede apoyar la pierna de inmediato.
● Tras una sutura meniscal artroscópica, el paciente inicia la recuperación funcional inmediatamente y debe caminar con muletas durante 4 ó 5 semanas, tras las cuales puede comenzar a caminar con normalidad, practicar bicicleta, footing o natación a los 2 meses y deportes de contacto a los 4 meses. Pasado este tiempo, se considera que la articulación vuelve a ser completamente normal.
● En casos de pacientes jóvenes que han sido sometidos a una meniscectomía, por tanto han perdido el menisco, y no se adaptan a su nueva situación, cabe la posibilidad de llevar a cabo un novedoso procedimiento: el trasplante meniscal.
Consúltanos tu caso,
aunque es una cirugía que no está exenta de complicaciones podemos decir que hoy en día tiene un pronóstico muy favorable.
Fuentes: American Academy of OrthopAedic SurgeonS (AAOS) / HC Marbella Servicio de Traumatología.
Especialista en Rodilla y cadera
febrero 18, 2019
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